martes, 13 de agosto de 2013

" VIVIRE EST COGITARE" CICERÓN


La noche había sido azarosa, las sábanas y cobijas reflejaban el descanso del cuerpo pero no de la mente .
Se despertó, restregó sus ojos obligando a la tarea ruin de ver,
lo que ya no querían ver. 
Lejos se escuchaban  el murmullo de los sonidos que marcaban lo cotidiano.
Un gran esfuerzo le llevó ponerse en pié. En su mente se encontraba solo una pregunta: ¿ Qué mundo es éste que no hay nadie que respete?
Se dio cuenta que había llegado al lugar donde no quería. 
Ese instante donde el cuerpo y la mente dicen:  ¡basta hasta aquí llegué!, al punto donde las cosas buenas ya no te rozan, sólo las malas que se suceden unas detrás de otras.
Sintió que las fuerzas la habían abandonado, no quería luchar más.
Los consejos muy sabios que sus oídos supieron escuchar, merodeaban en el subconciente, que poco podían ayudar a su mente perturbada.
Los afectos no alcanzaban, nada era suficiente para poderla salvar. El abismo la atrapa, el desgano la ayuda, es tan fácil sólo asomarse
y dejase llevar. 
Sus pasos la llevan a la trampa final. Abrió las dos hojas de la ventana, la brisa matutina le acarició el rostro, cerró sus ojos y  dio su paso final.
Nadie comprendió el porqué. Sólo una foto, lo sabía, a ella le había requerido el porqué de la enseñanza, vivir con respeto, amor y decencia; donde el respeto ya no existe, el amor es una liviandad, y la decencia es una palabra sin cuerpo, una palabra más sin fundamento.
El mundo la desechaba porque era muy débil para vivir en él; pero el otro la cobijaba por su fortaleza para ingresar a él.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario