que tus manos callaron.
Las notas melodiosas
de tu amado violín.
El clima acompañaba
en éste duelo musical.
La lluvia, compañera
absoluta de tus lagrimas.
Tus pasos te guiaron
hacia el mar, embravecido.
Te recordaba su enojo
sin motivo de encono.
Las olas se acercaban
como un manto a cubrirte
y así de la roca arrancar
éste tu cuerpo doliente.
No importa, ya nada importa
lo que no fue, ya nunca será.
Tú melodía, inconclusa quedará,
como tu vida ahora que él, ya no está
SDD